Entre las muchas costumbres y tradiciones que conservo de éstas fiestas está la de hacer pestiños. A lo largo de mi vida siempre que he podido y las circunstancias lo han permitido por estas fechas he dedicado algunos días a hacer pestiños.
Me recuerda la infancia y los días de vacaciones cuando ayudábamos a mamá con la masa, haciendo tortugas de harina y pestiños y roscos mientras reíamos en la cocina.
Los olores a ajonjolí frito y a anís se reparten por la casa ahora que la masa reposa en el mármol.
Tal y como me enseñó mi abuela con una cruz hecha con la punta del cuchillo y un trapo húmedo encima para que sude... que recuerdos.
Y así se repite el rito cada año, este domingo ha sido el escogido, nuboso y triste como el invierno.
Dentro de unas horas extenderemos la masa sobre el mármol untado de aceite e iremos cortando los rombitos para freirlos en abundante aceite de oliva...otro recuerdo olfativo para pasar al bañado en almíbar de miel caliente y dejarlos reposar... Recuerdo que mi abuela también nos decía que comérselos calientes dañaba el estómago, no sé si era verdad o un truco para que no nos los comiésemos mientras los iba friendo.
Y como siempre el milagro de la gastronomía... a cada cual le sale distinto. Unos son más compactos y contundentes, otros más hojaldrados y suaves a veces les añaden almendras molidas o piñones y así el pestiño se va modificando según los gustos.
En mis prácticas culinarias siempre hago la masa de igual forma.
una medida de aceite con ajonjolí refrito muy suave.
una medida de anís.
una medida de agua.
dos cucharadas de levadura .
sal.
Harina hasta que la masa admita.
Mis innovaciones se limitan a complementar el baño de hidromiel con diferentes zumos. Limón, naranja,licores,etc...añadir unas hojas de menta en la elaboración del baño les da un frescor muy grato, aunque debe ser muy suave.
La casa ya huele a masa......
Y pronto a pestiños de navidad. FELIZ ...
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